LEÑA AL MONO QUE ES CATALÁN (publicado en Diario de Cádiz)
Me van a permitir que vuelva a
escribir sobre Cataluña, al fin y al cabo esta columna se llama como se llama.
Para aportar la parte gaditana del título a la columna de hoy, he estado
repasando los comentarios de los lectores gaditanos de la versión online del
Diario de Cádiz sobre las últimas noticias referentes al proceso soberanista o
la consulta del 9 de noviembre. Lo que les dé más rabia. Y es que rabia van a
encontrar la tira en los comentarios. Sarna sin gusto y que más que picar,
escuece. Y aunque reconozco que aquí el “monotema” (como se llama
coloquialmente a la saturación de noticias que produce el momento político
actual) nos tiene fritos a muchos ya, sólo hay que echar un vistazo a estos
comentarios para agradecer una vez más el tono con el que los catalanes hablan
de las cosas más espinosas. Les invito a echar un vistazo si quieren que se les
atragante el plácido café de esta mañana de sábado. Insultos a Artur Mas que no
voy a reproducir aquí por leerse el Diario normalmente en horario infantil, peticiones de cárcel, de
mamporros, de porrazos, hasta hay un simpático
lector que escribe todo con “z” (para que luego nos quejemos de que los
catalanes pidan tanto que se les respete su idioma) y dice lo que harían en su
pueblo con Artur Mas: “Bujarrón, con tre ezcopeta de plomillo habriamo ya
arreglao ezto, y ezte Rajoy le zigue dando papilla”. Encantador. Sobre todo,
constructivo. Constructivo con la política española pero también con la lengua
española. Aparte de insultar a Mas y pedir cárcel, están los comentarios de
tipo histórico-épico, lingüísticos y sociales. Me pregunto cuánta gente de la
que escribe ha pisado Cataluña más allá del Telediario de la Primera de TVE.
Por último, los que lo reducen todo a cuestiones económicas. ¿Ustedes pueden
creerse que ante tales exabruptos continuados una sociedad puede pensar sólo
con el bolsillo y que no le afecte al corazón? Y menos los catalanes, que
tienen ambos órganos tan próximos en su ser... La reflexión que a mí me plantea
todo esto es siempre la misma: Si nadie los aguanta... ¿por qué tanto escarnio
ante la posibilidad de que se larguen? ¿No respiraría España más tranquila? Si
es que España puede respirar tranquila, alguna vez...
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gracias por leerme.
Javier
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