LA COMODIDAD (Publicado en Diario de Cádiz)

 11 de septiembre, una Diada  más. O en absoluto una más. El 28 de febrero de aquí, el día de la Virgen del Rosario de todos los catalanes. Para rosario el de despropósitos que se está fraguando sobre la situación política en esta tierra que parece llevar trescientos años en un punto extraño entre la anulación y la reafirmación. Pero basculando de extremo a extremo, nunca en el punto medio. Porque no la dejan o porque no sabe. O quizá porque precisamente por querer ser tan comedida, contenida y civilizada, no consigue nunca nada, sobre todo cuando enfrente tienes un país como España que no destaca precisamente por ninguno de esos tres atributos. La cuestión es de difícil solución. Y aunque desde fuera de Cataluña crean que Mas es un radical y que aquí son todos independentistas... Al final la balanza catalana siempre se inclina hacia el lado de los que no quieren problemas serios. Hay mucho independentista de sofá y de twitter. Ahora deben de estar levantando el culo de la poltrona para ir a llenar la Diagonal y la Gran Vía, les encantan estos eventazos sociales. Dos tweets al día metiéndose con España y dos manifestaciones al año y se creen héroes. A ver qué heroicidad tienen si la cosa se pone fea de verdad. Ya cansa todo este rosario de tortura de política en forma de cuentas inagotables que nos administran angustiosamente con cuentagotas. La última ha colmado el vaso. Pujol y lo que tiene que venir, es sólo la punta del iceberg. Agua salada, congelada y embalsamada. Cataluña se ha destapado al final a los niveles de la más obscena e indecente España. Si cada español tiene dentro un Bárcenas, cada catalán tiene dentro un Pujol. Dos países en la UCI de la ética y la moral, necesitados de profundos exorcismos. Yo no sé si es realmente esta la independencia que quieren los de la estelada cuando la veo sobre todo colgar de los balcones más acomodados del país. 

Yo quiero que venga el Padre Karras de los exorcismos de países poseídos por la poca vergüenza de sus políticos y de gran parte de su sociedad y lance sobre mi Cataluña el agua bendita de la decencia y de la renovación desde dentro. Quiero que Cataluña termine de supurar toda su podredumbre interna de una vez por todas para poder retomarla limpia y pura. Y un poco más rica y más plena, que para eso dispondremos de nuestro dinerito si nos libramos de la sarnosa España. Pero los ricos siempre quieren mantener su sitio, no les gustan los sobresaltos no sé si están realmente dispuestos a poner Cataluña patas arriba y dejar que la penetren nuevas formas de hacer las cosas. Se está muy cómodo pidiendo la independencia por twitter desde tu sofá de diseño en tu chalet de Sant Cugat, creyéndote un revolucionario antisistema cuando tienes a dos latinas limpiándote la casa sin contrato y sin papeles y pagas con sobres a fin de mes a media plantilla. Pero hoy toca moverse, ¡venga niños, que llegamos tarde a la mani! Dicen que vayamos en transporte público, pero suerte que tengo la plaza de parking en la oficina de la Diagonal para dejar el Porsche Cayenne. Es más cómodo.




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