¿IGUALDAD DE OPORTUNIDADES? (publicado en Diario de Cádiz)
ME siento en un banco en un pequeño recinto ajardinado. Podría haber sido en la Plaza Mina pero ha sido la calle Urgell. No hay nadie, sólo yo. Hora de comer, día radiante y soleado de invierno. Disfruto el momento. A mi lado se sienta una señora. Bien vestida, bien peinada, bastón. Con clase. Bona tarda, jove. En la soledad del pequeño espacio compartido su presencia viene a interferir en mi intimidad de alguna manera. Educadamente lo comprende y con el saludo rompe el hielo de rayos de sol entre nuestros cuerpos equidistantes entre los reposabrazos laterales y el centro del banco.
La senyora Lídia me invita a un cigarro y, como tan a menudo necesitan las personas mayores, a que la escuche. Podría haber sido arisco, pero adoro conversar con desconocidos interesantes. Podría haber sido más catalán, pero soy gaditano. Lídia fuma desde que se jubiló, tiene 82 años y está guapísima. Fuma desde los 70. Al jubilarse entró en una depresión por pelearse con un hijo, cosas de herencias y de amores no aprobados. Cosas de ricos. Una relación rota entre un catalán y una latina divorciada con tres hijos porque la madre y propietaria amenazó a su retoño con hacerle abandonar el piso de 120 m2 en el centro de Barcelona que le había regalado si la caribeña entraba por la puerta con los tres caribeñitos.
Ya están mejor, han hecho las paces. El hijo entró en razón. Adiós Caribe, hola piso de 120 m2. Habla varios idiomas, ha tenido varios trabajos en multinacionales y ha viajado mucho. Es culto y trabajador. Tiene mucho dinero ahorrado, quizá se ponga por su cuenta, tiene ideas. Es emprendedor. Ha estudiado periodismo. Podría haber sido yo, pero no. Yo no tengo un duro ahorrado, por lo demás, calcaditos. Yo voy a tener que dedicar durante toda mi vida la mitad de mis decrecientes salarios a pagar un piso de 25 m2. Digno y acogedor, alegre y luminoso pero que haría reír a la senyora Lídia. Tengo ideas, soy emprendedor y trabajador. Pero me va a costar mucho más cualquier cosa que me proponga en la vida porque la mía está hipotecada y la del hijo de Lídia está... arreglada. Podría haber sido Cádiz, pero era Barcelona. Podría haber sido Bahía Blanca, pero fue Diego Arias. ¿Igualdad de oportunidades?
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