POP CATALÀ (historia de música catalana para un gaditano)


1.CATALAN PANICC
2. ORGULLO ESPAÑOL DESDE CATALUÑA
3.CATALANIZANDO EN MADRID
4. POP CATALÀ IN SITU
5. MI RADIO VINTAGE Y QUART PRIMERA

CATALAN PANICC

"Pel·lícules", de Qu4rt Pr1mera
Debía de ser a finales de los ochenta. Quizá principios de los noventa. Yo veía todos aquellos programas que consistían básicamente en una sucesión de vídeo-clips según el orden decreciente de una lista que el propio programa confeccionaba. Mientras los miraba, sujetaba indefectiblemente en la mano el mando del vídeo (no clip, sino VHS en este caso) siempre dispuesto para grabar aquellas canciones que me interesaban para poder verlas después a la carta: una especie de You Tube rudimentario que todos los que están ahora cerca de los cuarenta seguro recuerdan muy bien. Nunca entendí por qué era necesario presionar el “play” a la vez que el “record”, qué contratiempo, mecachis. Más aún mirado desde la órbita actual, tan cerca debemos de estar ya del día que para grabar algo sólo haya que decir la palabra “Google” en voz alta. O quizá la palabra “Obama”.

“Rockopop”, “A tope”, “Top Sur”, “Tocata” son los nombres que me regresan así a bote pronto. Y también, “Mikimoto Clip”, que era el más raro y el más moderno y el más... catalán. Yo, que ya de pequeño (o sea, de más pequeño que en 1990) me quedaba embobado con aquellas paranoias de “El Planeta Imaginario”, parecía tener ciertas inclinaciones catalanófilas desde que era un tierno infante gaditano. A unos 1.000km de Cataluña y, como la inmensa mayoría de los gaditanos, sin ningún familiar en esta tierra que en aquella época era referente de cultura y modernidad.  No quiero mirar precisamente en You Tube cómo eran aquellos programas, quiero plasmarlos en este artículo tal cual los recuerdo porque próximamente voy a asistir a mi primer concierto de POP CATALÀ y estoy mirando atrás, pensando cuál ha sido hasta ahora mi contacto con la música pop de este país y en general con su producción cultural para el resto de España, o al menos la que a mí me podía llegar a Cádiz. Estoy buscando parcelas no identificadas de cultura catalana  (PANICC’S) en mis recuerdos de niño y adolescente español. PANICC’S, sí, que aquí en Cataluña molan mogollón los acrónimos: MACBA, MNAC, DUHB, CCCCCCCCCCCCCCB. Ayer tuve que rellenar 35 formularios para el Ayuntamiento de Barcelona y cada vez que había que escribir el nombre de la ciudad, ponía BCN y me quedaba tan pancho. BCN es el acrónimo por antonomasia de Cataluña. BCN arrasa. BCN es todo un PANICC global insertado en las mentes de todo los potenciales viajeros, pandas de borrachos,  congresistas, especuladores inmobiliarios, putas y chaperos del Planeta Tierra.

El Planeta Imaginario
De “El Planeta Imaginario”, como PANICC, recuerdo siempre un fondo negro, como si fuese una sábana o una cortina, no sé... Yo recuerdo un fondo negro arrugado y una pasa o un cagarro de oveja no era. Delante de este fondo negro siempre criaturas extrañas, normalmente relacionadas con el mar. Eso recuerdo, insisto. Si la misión de esta PANICC era hacer que los niños gaditanos visualizásemos los criaderos de cerdos de Osona de los que luego saldría el bacon de las Pizzas de Casa Tarradellas que consumiríamos de más mayores, tengo que decir francamente que no lo conseguían. Don’t PANICC. Olas, espuma, barcos, peces, pescados, hipocampos y no hipódromos es lo que recuerdo yo del planeta imaginario. Todos desfilaban ante la cortina negra arrugada supongo que intentando componer algún tipo de trama argumental que normalmente yo no acertaba a comprender. Pero me fascinaba igualmente. La banda sonora... Mmm..... Si se puede llamar banda sonora a lo que yo recuerdo, supongo que los ruiditos y soplidos de fondo a cargo de voces humanas debieron de ser mi genuino primer contacto con el POP CATALÀ. Como una virgen, tocada por la muy primera vez, yo me extasiaba ante aquellas escenas misteriosas a la vez que mi madre podía entrar un momento en el salón para buscar algo y soltar algún comentario del palo “hay que ver que programa pa niños más raro, hijo, de verdad”, cómplice y feliz de verme allí tirado tan gozoso. Aunque si yo no entendía un carajo del programa menos debía de entender ella, supongo que una madre es siempre capaz de comprender el disfrute y la felicidad de un hijo con sólo mirarlo.

ORGULLO ESPAÑOL DESDE CATALUÑA

Julio de 1992, Worthing, condado de Sussex, UK. Aquel verano compré el primer CD de mi vida, los Greatest Hits de Euryhtmics en una tienda del centro de esta anodina localidad costera de la Gran Bretaña. Estaba allí en el típico mes en Inglaterra para aprender inglés en el que no aprendías ni papa porque todo el tiempo lo pasabas con niños de toda España que iban a hacer lo propio. Catalanes, la verdad, no recuerdo ni uno, pero sí que Cataluña estaba presente ese verano en forma de PANICC imborrable: Mientras veía con mi madre de pega inglesa la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona en el salón con moqueta de la casa semiadosada yo pensaba que todo aquel tinglado se parecía mucho a las marionetas marineras de “El Planeta Imaginario”. Me felicitaban por la ceremonia mi familia de coña inglesa y mi hermano de más coña todavía (Peter, de Suiza y rubio con los ojos azules y sin el más mínimo atisbo de vello corporal. Clavaditos, vamos). Cataluña me enviaba desde Barcelona orgullo de ser español por primera vez en mi vida. Nunca antes había sido felicitado por algo que hacía mi país, nunca antes un humilde español de Cádiz que asumía que al norte de los Pirineos todo era mejor-y-punto sintió ese cosquilleo de poder hacer a los europeos admirar su país. Mientras la llama olímpica se encendía, yo abrazaba mi país entero, Cataluña incluida. Eran otros tiempos, otros PANICC. Irónicamente, visto desde 2013, yo le debo a Cataluña la primera vez que sentí orgullo de haber sido español en el extranjero. Y Barcelona le debe a aquella llama el que la encendiera para siempre e hiciese de ella la ciudad más abierta de patas y caliente del nuevo mundo global que en 1992 apenas podíamos imaginar.

¡Siempre a punto para grabar!
De vuelta a casa, en 1993, los clips que solían provocar que yo me aplicase a pulsar el triangulito blanco y el circulito rojo a la vez mientras sentía la emoción de saber que capturaba para siempre ese vídeo eran en inglés y de grupos mayoritariamente europeos. Muy en la línea de la España que queríamos en aquella época: moderna e integrada en Europa. Colorista y divertida pero con fondo y calidad. Pet Shop Boys sobre todas la cosas, UB40, Eurythmics, Roxette, la pléyade de hijos de los Stock, Atiken and Waterman y, sí, alguien proveniente de la otra orilla del charco. La gran zorra que ha debido de ser la mejor maestra de Barcelona para enseñarla a reinventarse, operarse hasta la saciedad y venderse como una buena niñata de instituto pese a tener 2.000 años. Sí, la Reina del POP, bla, bla, bla... Ya saben. ¿Quién sería la Reina del POP CATALÀ? ¿Nina? ¿La Beth? ¿La propia ciudad de Barcelona? Ante estas preferencias musicales, es comprensible mi reacción cuando vi un vídeo de un grupo catalán un día cualquiera en algún momento entre finales de los ochenta y principios de los noventa, en alguno de esos programas que básicamente consistían en una sucesión de vídeo-clips ordenados en sentido decreciente según el lugar que ocupaban en la lista que el propio programa elaboraba. Se trataba de Sopa de Cabra y recuerdo que siempre decían “el grupo catalán Sopa de Cabra”, así como para dar morbillo. Veo un vídeo clip en sepia, un coche antiguo... campos, paisajes abiertos y el grupo subido al vehiculo, campo a través. Quizá vestidos de negro, con fracs... Con sombreros de copa incluso. No recuerdo la canción, pero no debía de parecerse mucho a lo que yo gustaba de introducir en mi walkman en forma de cassette porque le prestaba tan poca atención que hasta puedo evocar que en alguna ocasión pensé “¿pero estos cantan en español o en catalán?” y ni molestarme en descifrarlo. Quién me iba a decir que cinco años después yo estaría estudiando catalán en la Plaza de España de Madrid. Ironías de la vida. Como aquel programa de “el Convidat” en el que chocó tanto que Gerard Quintana hablase en español, en su casa de Ibiza, con su familia.

CATALANIZANDO MADRID


Durante los ochenta y los noventa, algunos de los programas más culturetas e intelectualoides (“Los Sabios”, “Juego de niños”) estaban producidos en los estudios de TVE en Sant Cugat del Vallès. Como además era POPular entonces la figura de Xavier Cugat - que andaba presentando a Nina en el “un, dos, tres” – puedo decir y digo que CUGAT sea seguramente una de las primeras palabras que aprendí en catalán y también una de las pocas que, aún hoy, tras diez años de vida catalana, soy incapaz de traducir. Por lo fea que es en castellano, no porque no sepa hacerlo. A finales de los noventa, los catalanes invadieron los teatros de Madrid y hasta se comentaba con desenfado en las calles de la Villa. Como casi todas eran obras de corte cómico y por supuesto en castellano, el teatro catalán se hizo POPular en Madrid. Era la época de “Cegada de Amor” de La Cubana y también de la más intelectual “Arte”. A mí el teatro me cuesta, no me gusta mucho y lo encuentro caro así que para catalanizar mi vida al unísono que Madrid catalanizaba su Gran Vía, decidí que era el momento de introducir la primera PANICC de manera voluntaria en mi materia gris. Y lo haría a lo grande, me marcaría para siempre: decidí aprender catalán. En Madrid. Yes, don’t PANICC.

Narcís, mi profe de catalán,  no nos instruyó demasiado en cultura POP catalana. De hecho, creo que lo más POP que hubo en aquellas clases del curso 1998-99 fue la versión en catalán de “Desconocida” de Marta Sánchez que a mí se me ocurrió llevar un día a clase para hacer reír. Recuerdo perfectamente la letra del estribillo y lo feo que me parece el participio de “conèixer” en catalán:

Oh, no jo no sóc com tu et penses /
Jo sóc per tu la desconeguda /
Són enganyoses /
Les aparences /
Jo sóc per tu la desconegudaaaaaa

“Desconeguda” es una palabra que me hace pensar en un cogollo de Tudela, es la imagen que se me viene a la mente cuando la oigo. Porque, evidentemente, por muy bien que llegue algún día a hablar catalán nunca será del todo natural en mí y siempre habrá palabras que me suenen extrañas o curiosas por ser fonéticamente chocantes para el oído de un castellanoparlante. “Desconegut / desconeguda” es, sin duda una de ellas. También me hace pensar en una berenjena gigante. Entre  cogollos, estribillos POP y berenjenas pasábamos buenos ratos en clase mientras se iba forjando una bonita amistad en clase con Narcís, Paloma y Antonia. Los cuatro íbamos siempre después de clases a hacer lo más madrileño que se puede hacer después de cualquier actividad que requiera esfuerzo intelectual: nos íbamos de cañas. Y de tapa, berenjenas de Almagro.

Y entonces llegó Beth. Justo en mi último año en Madrid antes de venir a vivir a Barcelona, Beth fue la primera chica POPular catalana en toda España. Y, como no podía ser menos, era diferente: llevaba rastas, era discreta y dulce y todo el mundo la adoraba dentro de la “Academia”. Semana tras semana salía elegida como la favorita de la audiencia y ella repetía que no podía imagina que alguien como ella pudiese ser tan querida. Yo recuerdo que me gustaba especialmente que una catalana fuese la chica más POPular de España en ese momento. Quizá porque esa era la idea de España que yo tenía entonces. Un país que reconociese y estimase a los catalanes en su diferencia y que se nutriese de esa diferencia para volverse él mismo más abierto y moderno. Cataluña representaba esos valores para mí en 2002. Y por eso no me lo me pensé ni un segundo cuando me surgió la posibilidad de venir aquí a trabajar. Pensé que accedería a un nivel superior de cultura, de modernidad, de europeísmo, de tantas cosas que yo buscaba en mi vida desde que grababa mis primeros vídeo-clips europeos con el VHS.

POP CATALÀ IN SITU

Narcís nunca mencionó a Núria Feliu y estoy seguro de que su éxito “Carrer de Sants” nos habría encantado en clase tanto o más como la versión en catalán de Marta Sánchez que engendré. Tuve que esperar a 2003, al llegar a Barcelona por fin a vivir, para saber de esta auténtica diva POPular catalana. Como le dijo Albert Om, de nuevo en “el Convidat”, Núria Feliu es seguramente lo más parecido que tenemos en Cataluña a una folklórica. “En el mejor sentido”, tuvo que añadir raudo, consciente de la mala imagen que el término folklórica tiene en el Ideario de Valores Arbitrarios e Identitariamente Validados como Aceptablemente Catalanes ( IVAIVACat ).

Gracias a residir finalmente en territorio catalán (aunque a veces se pregunta uno si Barcelona es Cataluña porque es más fácil comer sushi que butifarra), iba conociendo más y más sobre música catalana. Las PANICC se iban quedando atrás e iba exponiéndome gozosa y voluntariamente a Estímulos Reconocibles de Cultura Catalana (ERCCat) y eligiendo los que me gustaban y los que no, de manera que pasaban a un plano absolutamente consciente. Claro, ya no era un adolescente gaditano incapaz de diferenciar si Sopa de Cabra cantaban en castellano o catalán, ahora era un adulto muy capaz de diferenciar entre el sopor que me producían Els Pets y el buen rollito cachondo y divertido que me provocaba “Foc” de Roser, aunque musicalmente fuese una petardez. De hecho, la petardez, el desenfado, un cierto toque lúdico es lo que siempre he echado en falta en la música catalana, en esto que se ha dado en llamar el POP CATALÀ. Vaya por adelantado que tampoco he profundizado demasiado en el asunto, pero tras diez años aquí y en función de lo que he escuchado en la radio o lo que veo en RAC 105 TV, he ido forjando la sensación de que la música catalana basculaba entre:

- un rollo reivindicativo muy espeso y en el que la música podía realmente estar en un segundo plano, siempre que la letra incluyese palabras como “terra”, “llibertat” o “país” y saliese una estelada de fondo en el vídeo-clip. Idealmente, el grupo debía de estar conformado por greñudos feos y poco aseados con aspecto de pueblo del interior y con un acento bien cerrado y gerundense en las entrevistas. También es guay que haya algún valenciano en estos grupos.

- otro rollo pretencioso y forzadamente culto, elevado y elitista, con letras oníricas y arreglos empalagosos en los que había que incluir siempre algún instrumento africano o un tipo de bandurria que se utilizaba en la Occitania medieval que el cantante había descubierto en un viaje por el sur de Francia visitando un museo etnológico de la mano de algún gabacho que investigaba las raíces comunes del lemosín y el catalán.

La tercera vía es la más difícil y la que menos adeptos consigue (ejem, ejem) y es que, pese a sus buenas intenciones, está francamente mal resuelta: En Cataluña falta un POP pegadizo, alegre, desenfadado auténtico y de calidad. Al menos falta cantado en catalán. Porque es obvio que grupos como Dorian, Love of Lesbian, Estopa, Mendetz o Delorian, dejan la escena musical catalana bien alta, dentro de su diversidad de estilos y de idiomas. Cantan en castellano o inglés. Beth también ha sacado álbumes de hermoso y envolvente POP en castellano e inglés (tengo pendiente escuchar el nuevo, creo que es en catalán) y Pastora me parecen ser los únicos que hacen letras en catalán coloristas y urbanas como las del álbum “Una altra galàxia”. Hay injertos extraños como un grupo que se llama “La porta dels Somnis” y que me parecen una imitación de “La Oreja de Van Gogh”.

Quizá desde hace unos tres o cuatro años me está llamando la atención una nueva tercera vía de corte costumbrista y preciosista, grupos que sin ser tan pretenciosos como los de la bandurria occitana ni reivindicativos como los que tienen la estelada como temazo principal, sí son genuinamente catalanes en la temática y el tono: canciones sobrias, arreglos sencillos, letras cercanas de asuntos cotidianos. Entretenimiento burgués. Todo liviano, no superficial pero sin profundizar demasiado en nada al mismo tiempo. Savoir vivre, savoir faire. Agradable, música que se disfruta como un vino de exquisito y suave bouquet. La banda sonora de una sociedad que se reivindica acomodada, de fines de semana de invierno en la Cerdanya y de veranos en la Costa Brava. Y de días de cada día en los barecitos tan monos del Barri de Gràcia. Qué lejos quedaron la necesidad de trasgresión y modernidad de los ochenta. Lo llaman Folk-Pop Català, así un poco en plan Cupcake. Canciones de suave bizcocho cubiertas de deliciosa crema de colores pastel y adornadas con perlitas de plata y un texto escrito con esmero usando la más fina de las boquillas de la manga pastelera: “We love you”.  Estoy pensando en los Blaumut, Els Amics de les Arts o Quart Primera. O, mejor dicho, el primer disco de Quart Primera.


El turista busca l’equipatge /
Una foto sense cap imatge /
No sé com s’hi va /
Espero que els teus ulls somriguin /
Ets el meu millor deliri

(Blaumut, “el turista”)


MI RADIO VINTAGE Y QUART PRIMERA

Hace un año me compré una radio en un bazar de la calle Boquería. Una radio de los años setenta debe de ser, una joyita vintage, que decimos ahora. La radio es plástico negro macizorro, modelo Lavis 779, Made in Spain, cuando China era aún un cerrado país comunista y el euro nos quedaba a los españoles tan lejos como la China. Es buena, pesa y pese a no ser ni estéreo tiene un altavoz que suena de maravilla con unos bajos que ya quisieran las torres ultra high-tech esas a las que les enchufas el iPad, el iPhone o el i-Lo-que-sea por encima. Mi radio vintage suena de puta madre y tiene un mando en forma de rueda plateada para buscar las emisoras y unos botones que fan un clack seco para cambiar de AM a FM. Una radio normal de hace cuarenta años, vamos. Tiene mucho rollo, pero mucho. La antena es muy brillante, de acero cromado gorda y extensible desde abajo. Cuanto más tiras de ella, secciones cada vez más finas se despliegan.

Suelo escuchar un rato RAC105 cada noche antes de dormir, en la intimidad de mi cuarto. El programa Rac de Nit acostumbra a poner canciones muy envolventes, éxitos reconocibles desde los ochenta hasta ahora que hacen sentir bien a un treintañero antes de terminar el día. A veces, no se sabe muy bien por qué con estas radios, hay que mover la antena para que sintonicen bien las emisoras y cuando ya la tenías convenientemente apuntando a la ventana, tienes una noche que irte a dormir con la antena toda desplegada y apuntando peligrosamente a tu ojo derecho, la cabeza reposando sobre la almohada. Tras una de estas delicadas operaciones de resintonización, unas potentes baterías y una línea de bajo contundente acompañan a una melodía de piano sencilla y pegadiza. No pensé que fuese un tema en catalán, normalmente tienen comienzos más sosos de guitarra acústica. La voz del cantante, era muy sobria, cálida y masculina conseguía que el catalán sonase hermoso y envolvente. Muy cercano. Tengo que reconocer que no me parece uno de los idiomas más musicales de entre los que conozco. Sorprendido ya por esta entrada, mi atención auditiva se centró aún más en este tema misterioso cuando, tras las dos primeras estrofas una especie de subidón instrumental, épico y transportador, me llevaba volando hacia un estribillo en falsete. “Madre mía, un catalán cantando en falsete, con lo poco serio que parece eso y lo en serio que se suelen tomar ellos todo lo que toca su cultura”. Me encantó la combinación de esa voz aguda al límite con todos los instrumentos al unísono en un crescendo muy POP, muy bailable. Y aún no habíamos llegado a la mitad de la canción. No daba crédito. La batería está trabajada con una fuerza y una simplicidad muy directas, los pasajes instrumentales cada vez transportan más lejos y la guitarra da un toque groovy que combina a la perfección un sonido de percusión que parece el cencerro de una vaca. Quizá soy yo el que está como vaca sin cencerro, pero “Per què no deixaràs de tenir por?” de Quart Primera, me parece lo mejor que he escuchado en mi vida de 38 años de relación con la cultura POP catalana, sea en forma de PANICC, IVAIVACat o ERCCat. ¡Hasta tiene su paradita y todo nen! - como diría una buena “choni de Kastefa”.

Como en Rac105 son tan sobrios y elegantes que no presentan los temas, tuve que remover Roma con Santiago para dar con el grupo en Google. Y me costó porque, al estar desentrenado en escuchar catalán cantado, reconozco no entender muy bien lo que cantaba Pere Jou y no acertaba a introducir en el buscador la porción correcta de la letra que me ayudase a dar con la canción. Hasta tarareaba la canción a la peña para ver si me podían ayudar, pero mis amigos tampoco son mucho de POP CATALÀ.

El meu primer disc de POP CATALÀ!
Hace poco decidí que volvería a comprar los Cd’s originales de mis grupos favoritos. Han caído dos de Pet Shop Boys y uno de Madonna de momento, como no podía ser menos. Ayer, compré el álbum Pel·lícules de Quart Primera. Me he regalado un packaging cuidado y generoso, de esos que hacen que dé gusto haberse gastado los diecisiete euros. Pero, sobre todo, me he encontrado con un disco redondo de verdad, auténtico, desgarrado y contenido a la vez, lo que nunca pude esperar del POP CATALÀ: simple autenticidad narrada en primera persona, los sentimientos de un autor que se desnuda ante el oyente y a la vez que se desnuda viste su voz de la música más exquisita: ese punto en el que se tocan lo acústico, lo electrónico y lo rock, con buenos estribillos de POP. Y en català. Gracias a Quart Primera, este gaditano catalanizado a fuego lento desde pequeño ha conseguido incluir en su “cedeteca” y en su corazón algo que realmente le faltaba para conectar aún más con este país complejo y rico que ha decidido hacer suyo: música popular en catalán.


Desde las PANICC a los ERCCat, desde Cádiz a Barcelona, desde los Pet Shop Boys a Blaumut y desde Madonna a Quart Primera, ahora también el POP CATALÀ forma parte de mí. Y me encanta que, por fin, así sea. Nos vemos el día 22 de noviembre en la presentación de Pel·lícules en el Liceu de Barcelona. Mi primer concierto de música en catalán lo tengo que hacer por la puerta grande, ¡que algo de andaluz y torero siempre me queda! Felicidades, Quart Primera.

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Espero que us hagi agradat i gràcies per llegir-ho si heu arribat fins aquí!

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(escrit en català per aquest gadità :-)

Comentarios

  1. Es curioso, porque llevo tiempo pensando que la cultura pop (música, cine...) es un reflejo del grado de normalización que tiene un idioma (y no sólo un idioma, sino cualquier modo de expresión). Catalunya está siendo el ejemplo perfecto, y es que hasta hace poco no había pop desenfadado y sin pretensiones. Comercial, básicamente.

    Llevo bastante tiempo enamorado del idioma de Catalunya (que, por cierto, a mí sí me parece muy musical!), y siempre había echado en falta que alguien hiciera pop petardo, superficial, en catalán. Me gusta ese estilo de música, pero si quería oír algo en catalán tenía que irme al rock catalán o a algún estilo poco popular. Todos los artistas pop catalanes cantaban en castellano. Así que me he sentido muy identificado cuando has dicho lo de "Foc" de Roser... celebré mucho que sacara dos canciones de ese disco en catalán. Del mismo modo, también me aficioné a escuchar lo poco que sacaron en catalán los de La puerta de los sueños (yo no los veo tan parecidos a LOVG, jajaja).

    Y por eso mismo me ha dado mucha alegría que salgan grupos como Manel o Blaumut (cuyo disco me he oído mil veces, aunque al principio me parecieron un poquillo pretenciosos, eh! ;P ), o que Beth saque discos como "Segueix-me el fil" (es muy country, pero tiene algunas canciones que merecen la pena). Significa que algo está cambiando y que la sociedad catalana está normalizando su idioma propio. A ver si con el cine también mejora la cosa.

    Con respecto a esto, una prueba más es que en el País Valenciano ningún artista pop canta en valenciano. Lo poco que se canta en valenciano es, principalmente, ska y reggae. Me he acabado aficionando a esos estilos por falta de otros, jajaja. Ahora, en el Arenal Sound de Borriana, los Manel lo petaron. La sociedad valenciana es así de dual.

    (Por cierto, ya que también eres andaluz, ¿te has fijado que todos los artistas pop andaluces cantan en "perfecto castellano"? ;))

    Te agradezco que me hayas descubierto a los Quart Primera, la canción que mencionas me ha gustado mucho, así que voy a buscar alguna más ;)

    Un abrazo.

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