EUSKÁDIZ (publicado en Diario de Cádiz)

 (para los Barroeta)

Euskádiz es un lugar que existe en mi corazón. Si todos los que conocen bien Cádiz y Euskadi lo buscan dentro del suyo, lo encontrarán también. En Euskádiz quizá se encuentre lo mejor de una país que en realidad sólo existe… En mi imaginación. No sé si mucha gente sería capaz de imaginarlo. Allí se dan la mano lo mejor de una punta y la otra de la España que fue de punta en blanco y ahora va de capa caída. Andrajosa y orgullosa como la Castilla de Machado. En este país hay prados verdes y sol del sur, la gente es alegre y exagerada, como allí y allá. Pese a la depresión general, en Euskádiz nunca faltan la vitalidad de sus habitantes, el tapeo y los pintxos, el  Barbadillo y el txakoli. Siempre hay para compartir con los amigos. Siempre hay quien quiere pagar toda la ronda, aunque no tenga un duro. Y quien no le deja y lo abraza así de afecto y consideración. En Euskádiz está el equilibrio entre el gusto por la buena vida y el gusto por emprender y trabajar duro, es un lugar en el que ese término medio se descubre placentero y estimulante, vibrante y laxo a la vez. Quién ha estado allí lo sabe. Es un lugar en el que no todo es perfecto pero en el que la gente sabe juntarse como sociedad para defender lo suyo y plantar cara hasta a lo más terrible y no mirar para otro lado con victimismo y manierismo barroco. Terrorismo es un 42% de paro. "Terrorismo es dejar en paro a un padre de familia, que Dios me ampare, que la ley no ampara". así cantaba la Mala Rodríguez, gaditana brava como un vasco. Los euskaditanos son gente cálida, abierta, amable y divertida pero que saben ponerse muy serios cuando hace falta. Y se hacen respetar y que no los tomen por el pito del carnaval. En Euskádiz hay muy buen atún. Muy bonito. Buenísimo. Euskádiz es un país tan surrealista como oír euskera por las calles de Zahara de los Atunes  y como un grupo de amigos vascos en una caseta de la Feria de Sevilla, enamorados de la fiesta y del exceso. Enamorados de ciertas sevillanas. No de las que se bailan. De las que se besan. 

Euskádiz es un selecto club, en el que no hay sitio para Madrid ni para Cataluña y sus malos rollos. Cataluña queda lejos porque podrá marcharse si ella así lo quiere. De buen rollo, sin dramas ni escarnios. En Euskádiz nos sabemos tomar las cosas bien. En Euskádiz seguimos brindando con cava. Catalán, no extremeño que ese presidente Monago sí que da mal rollo. Y a la vez que brindamos suena Chambao mientras vuelves con los amigos de la playa y el sol se pone por el Atlántico que nos baña, allí y allá. Las burbujas brillantes del cava y el sol de Cádiz son hermanas gemelas en una playa salvaje de la Costa de la Luz. Venid cuando queráis, estáis invitados. Tierra adentro, Euskádiz es un caserío de piedra y de historia junto a una iglesia dominando un valle verde y frondoso y la promesa de que ese valle nos acabe llevando a todos un día a una playa eterna del soleado sur. Buen Viaje a Eukádiz. Bidai On, Euskádiz.

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Hace un par de años que mi querido Iñigo me sugirió fusionar Cádiz y su País Vasco en este Euskádiz imaginario. Hace unos meses, supe que un equipo de gente variada ya lo hace en internet, poniendo al día la oferta cultural y de ocio de ambas puntas. Han hecho posible que Euskádiz exista. Si quieres saber cómo es Euskádiz:

www.euskadiz.com
(el logotipo de arriba es de su propiedad)

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normalmente escribo sobre Catalunya, España y Cádiz. 

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