LA BARCELONA "NORMAL" (Publicado en Diario de Cádiz)

UNA acogedora tarde gris de sábado de invierno por fin, tras semanas primaverales. Chispea, pero no jarrea. La tenue luz de este día nublado pero sin viento convierte el paseo en una delicia, resguardado dentro del abrigo sumido en esta atmósfera relajante, adormecedora. Callecitas peatonales en una zona de la ciudad que hoy, como el cielo gris claro, se torna confortable por su tempo pausado de fin de semana invernal en un barrio residencial de clase media, sin apenas un alma en la calle. No turistas, no bus turístic, no "shopping", no Sagrada Familia, no Gaudí, no gótico ni Catedral… No" happy hour", no "beach", no Rambla, no borrachos meando en la Rambla ni prostitutas practicándoles felaciones en la Boquería. Ni Port, ni Olímpic.

Ruego a Nuestra Señora de Teo que se lo piense dos veces antes de vender nuestro casco antiguo al turismo de cualquier precio: ¿se imaginan el contenido de los cruceros invadiendo nuestro casco antiguo? 

Mi querida amiga Carol ha tenido que inscribirse en el Institut Homeopàtic de Catalunya para que yo haya venido a este barrio "normal" en el que no cuesta encontrar un restaurante "normal" de comida catalana "normal" y comer entre gente "normal". Tras la comida, he venido a tomar el cortado a este lugar. Un antiguo palacete modernista, convertido en centro cultural. Qué paz y bienestar, lejos del circo del centro: gente leyendo el diario y tomando café. Solos, como yo, disfrutan el momento. Una pareja de progres en los cuarenta, atractivos, y en versión catalana (ropa de fin de semana de Decathlon) lee la cartelera y deciden que irán a ver "La dama de hierro", la peli que, acompañado, fui a ver yo anoche. 

Entre todos los barrios de la ciudad, Les Corts estaba bien abajo en mi lista de favoritos y ahora me siento como en casa. Mientras más los miro, más cerca me siento de esta pareja que imagino, culta, con buen gusto, educada y con futuro. O me quiero sentir cerca porque proyecto sobre ellos lo que quiero para el resto de mi vida que comienza ahí. Quiero verme tan bien como ellos: en este sábado gris, la mano de la mujer acariciando la espalda de su compañero, mientras le recitaba los títulos de las pelis, ha conseguido inundarlo todo de vivos colores de amor y promesas de un futuro tranquilo y acompañado.


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