Cádiz contra CAT (II) (Publicado en Diario de Cádiz)



La segunda parte de mi columna sobre el Carnaval de Cádiz y los catalanes viene a confirmar lo que esperaba de la primera, mi desazón: intentando mediar entre ambas partes he recibido insultos de los gaditanos y calor de los catalanes. Qué lastima para mi sangre gaditana. Y alegría para mi parte catalana que se engorda a base de buenas butifarras de huevo, que es lo que se come aquí por Carnaval. Aparte de las disculpas de catalanes que despotricaban contra Cádiz sin saber sobre una chirigota que los apoyaba (“Contigo aprendí”), he encontrado en twitter numerosos catalanes aficionados al Carnaval gaditano y hasta me supieron indicar que la letra tan odiosa a la que hacía referencia hace dos sábados era de “los Juancojones”. Y quiero dedicar esta columna a todos los que se alegraron tanto por mí de que al final fuese “Contigo aprendí” la ganadora y no la que los llamaba “rastreros” (La voz de la Conciencia).

Pero, vamos, que no pasa nada, que nada nuevo bajo el sol de Cádiz...

El día que el INE presentó las cifras de paro del pasado enero, me enteré por seguidores catalanes de twitter, horrorizados ante una provincia con un 41% de desempleo, que hablaban de ello lamentándose por nuestra tierra. Me fui a buscar de qué hablaban los gaditanos en ese mismo momento y dos temas eran los más mencionados: el Carnaval y meterse con Sevilla. Fuera de mí, envié algunos mensajes (he de reconocer que provocativos) para intentar hacer reaccionar a los gaditanos sobre el 41% de paro y, ¿qué me respondieron? Con insultos. Mientras los catalanes se conmovían ante el drama social de Cádiz, los gaditanos te insultan si se  lo plantas en serio delante de las narices. Al menos conseguí que Andy y Lucas reenviaran uno de mis tweets... Como también hizo la mismísima Pilar Rahola cuando le pedí ayuda para que todos los catalanes pudiesen ver los preliminares de “Contigo aprendí” a favor del Referéndum.

Vamos p’atrás, señores. A más paro, más negación y más cerrazón. Agarrarse al clavo ardiendo de la risa y el solecito... Qué pena que de la risa y del cielo azul no se alimente una familia. De ser así a los gaditanos no nos iba a faltar nunca una buena butifarra de huevo por Carnaval... A ver qué queda para comer en Cádiz el año que viene al paso que vamos.

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Para leer la primera parte de Cádiz contra CAT, click!

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gracias por leerme.
Javier


Comentarios

  1. Lo cierto es que, según cuentas, lo sucedido da más sentido que nunca a la denominación de tu columna: "Una de cat y otra de arena". Ahora bien, en tu caso sospecho que suele ser la parte extranjera la más gratificante, y que sea la gente de tu pueblo los que, paradójicamente, quieran enterrarte en cal viva. Como gaditano que vive en Barcelona, me sucede a menudo, sobre todo cuando por casualidad me veo mediando en un posible diálogo entre las dos partes; es entonces cuando te das cuenta que la comunicación ha quedado bastante deteriorada, dinamitada quizá por el trabajo político, sobre todo nacionalista, que ha buscado marcar las diferencias por encima de las similitudes que nos puedan unir, favoreciendo a menudo la aparición de prejucios que casi ningún político se ha molestado en combatir, sino que los dejan en manos de los ciudadanos para que los usen como arma arrojadiza; como eso de que los andaluces "saquean" la fiscalidad de Catalunya, porque se llevan todos sus impuestos, que somos unos flojos y que por eso hay tanto paro, o que si los catalanes son unos sepataristas y sólo piensan en ellos mismos, etc. Creo que no puede haber lugar a una reflexión seria si antes no nos sacudimos esa caspa que los políticos se empeñan en verter constantemente sobre nosotros, y encuentro pocas personas que soporten una buena sacudida para quitarla de encima y buscar la claridad.

    En cuanto a lo sucedido con el Carnaval en Twitter, a mí me ha llamado la atención que haya catalanes sorprendidos por la presencia de letras ácidas. Es como si concibieran al Carnaval como algo muy tierno, un asunto de niños: te disfrazas de algo chulo, vas a fiestas, cantas un poco y comes "coca de llardons", pero en ningún caso, creo yo, esperaban que una manifestación cultural así alojara una visión crítica de la realidad social. Y para mí es bueno que así sea. No le veo mayores inconvenientes a las letras que he oído contra Catalunya, a pesar del tono crispado y la visión limitada que, personalmente, no suscribo. Pero es una opinión más, un sentir más, que quedó expresado como otros tantos puntos de vista que tuvieron cabida allí, existiendo, al final, una disparidad de opiniones. Me preocupó mucho más la visión sesgada de algunos medios de Catalunya, que escribieron sobre el Carnaval de Cádiz como algo que promovía exclusivamente la catalanofobia, olvidando que, en ese Carnaval, la libertad más radical de pensamiento suele reinar por encima de todas las cosas, incluso por encima de las buenas maneras y el buen gusto, porque sería absurdo exigir que el Carnaval sea políticamente correcto en sus expresiones. Su razón de ser consiste precisamente en eso, en la subversión de todo lo correcto, como juego simbólico, tal y como yo lo veo.

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    1. Eduardo, gracias por tu reflexión, muy acertado en lo que se refiere a tu valoración del Carnaval, a mí se me ve el plumero y se nota que no me emociona demasiado. Quizá porque soy una persona que siempre intenta decir lo que siente y cuando lo siente antes de que se enquiste, no comparto esa necesidad de decir nada con mal gusto que abunda en lo Carnavalero.

      Pero me gusta mucho como lo has planteado y me ayuda a comprender que esa puede ser su razón de ser.

      Como fiesta popular la respeto y es evidente que tiene un valor importante para la ciudad. Pero, y ahora sonaré elitista y políticamente incorrectísimo, no me gusta entronizar "lo popular". A menudo se acaba haciendo conflicto de estas sacralizaciones populares, como ha pasado en este caso del Carnaval. O, no sé escribo sin pensar: cabría preguntarse cuánto se gasta el Ato. de Sevilla en festejos estando la cosa como está. Pero, claro, estas cosas populares son como muy intocables y eso, para alguien tan crítico como yo... hmm No me gustan las cosas intocables.

      Los catalanes son mucho más discretos en todo: en festejos, en expresión y en tono. Normalmente solo se encienden cuando se sienten atacados desde España y claro, las coplillas del Carnaval los ponen de los nervios jaja. Y eso fomentado por el evidente sesgo de ciertos medios explica lo que ha pasado bajo mi punto de vista.
      Yo encantado de este debate que he vivido, esto es el sentido de mi columna: Cádiz, Cataluña y lo que pase por enmedio!

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    2. Comparto tu misma apreciación sobre la cultura popular, y siempre prefiero el elitismo sobre las cosas vulgares. Pero creo que es mi obligación, también, comprender de forma ecuánime y justa la posible dignidad que puedan tener. Admíteme, por favor, una última reflexión sobre algo que has comentado y que me ha llamado la atención.

      Supongo que con lo de "Los catalanes son mucho más discretos en todo: en festejos, en expresión, etc.", no te estarás refiriendo al ruidoso infierno simulado de los correfocs, ¿no? algunos duran casi una hora. Ni al presupuesto económico del BAM de la Mercè, que te peta la ciudad durante unos días con cuatro o cinco escenarios musicales, algunos de ellos gigantescos, como el de la Plaza Real - de una inmejorable oferta musical, por cierto; o a esos pasacarrés con gigantes, cabezudos y múltiples formas surrealistas y excéntricas, como ese engendro genial con cabeza de paloma que muestra unas tetas desnudas de mujer, o esos pájaros que tienen el culo en la cabeza y la cabeza en el culo. Y hablando de culos, a la luz de esa amplia tradición escatológica tan catalana, que seguro conocerás de cerca, ¿te parece una muestra de discreción y buen tacto coger la figura de un personaje público y hacerle una miniatura en la que sale con los pantalones bajados, en pompa y echando mierda por el culo? ¿Te sigue pareciendo discreto coger un tronco gigante, ponerle una cara y una barretina, montar un escenario en la plaza de la Catedral y subir a unos niños con unos palos para que le den una paliza mientras le piden que "cage turrón y regalos y mee vino blanco"? Si te gusta la repostería, en la calle Llibretería, en el horno de Santa Clara, venden a menudo esos discretos dulces, en expresión y en tono, de una mierda enrollada, metida en un orinal de plástico, diminuto - que a ver quién se los come.

      Te propongo un experimento mental. Cambia, por un momento, el escenario geográfico de alguna de esas manifestaciones folclóricas, y ubícalas en Andalucía. Te podrás imaginar las consecuencias, ¿no? Todo un escándalo: qué ordinarios son los andaluces, con sus monumentos a la caca, o no veas tú lo que derrochan en presupuesto, haciendo macro-conciertos públicos con los impuestos de los catalanes, etc.

      En fin, supongo que estamos ante uno de esos prejuicios a los que me refería en mi primer comentario :)

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  2. Sobre la realidad económica de Cádiz, es cierto que es triste; y es algo que viene de antes de la crisis actual. También duele advertir un cierto inmovilismo en los gaditanos cuando hablas de este asunto, descubriendo esa actitud autocomplaciente de "estamos mal, pero somos de Cai, pisha, y esa suerte no la tiene tor mundo, y al que no le guste que le den por el culo, que nosotros tenemos sol y nos lo pasamos bien por Carnaval", etc. Es ese mirar para otro lado, mientras puedas disfrutar de algo. Seguí un poco la última final del Falla en directo, desde Barcelona, por streaming, y, en uno de los descansos, los presentadores de Canal Sur le hicieron una entrevista rápida a Teófila Martínez. Recuerdo que, en alusión a la chirigota de Los banqueros, ella dijo algo así como que agradecía "que hubiera agrupaciones que critican a los políticos, con buen gusto. Porque lo que más necesita la ciudadanía en estos momentos duros es alguien que les haga reír, para que se olviden de los problemas - económicos - que tienen". Es decir, tu papel, como ciudadano, es pasártelo bien, y no protestar por la gestión que hagan tus responsables políticos, que es donde está, en parte, el origen de tus problemas. Me parece aterrador ver hasta qué punto hay gaditanos que, sin saberlo, asumen esta visión como algo natural. Quizá esto explique por qué están como están, y por qué consienten que alguien como Teófila repita durante años y años en la alcaldía. Al final, esto está muy lejos de lo que yo siento que es el Carnaval: la risa debe ser un elemento corrosivo que se vierte sobre las ideas establecidas, invitando a la acción, y no al inmovilismo. Pero también es cierto que yo también estoy muy lejos ya de Cádiz, para bien y para mal (sobre todo, para bien).

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  3. Tu última frase es la clave "la risa debe ser un elemento corrosivo que se vierte sobre las ideas establecidas, invitando a la acción, y no al inmovilismo"

    EN Cádiz, Eduardo, la risa es anestesia, careta, disfraz, mantra, religión, droga y obsesión... A veces hasta me duele como la gente la busca y la fuerza enfermiza.

    Mi cuñada tenía una compañera de trabajo que cada lunes contaba lo mismo del finde:

    "quilla, no vea tú el fin de semana lo que me he podío reñir quilla, una pechá de reir...." Dice que no importaba casi lo que había hecho, fuese lo que fuese siempre acababa con lo mismo ella tenía que "jartarse de reir" por todo. Evidentemente era un tipa insegura y llena de miserias.

    Como Cádiz mismo.

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