LA LOBA Y EL ZOOM PERFECTO (publicado en Diario de Cádiz)

Al borde de las lágrimas, dimitiendo por motivos personales, de salud y mentando a sus nietos, sus hijos, su marido, sus siete hermanos: toda la jauría afectiva que un político de esta magnitud tiene que dejar obligatoriamente de lado.

Estar “presuntamente curada” de una grave enfermedad no suena demasiado halagüeño y, tal como apuntaba mi padre ayer, las fieras de este calibre no se amansan así como así. A Esperanza le va la marcha: cada día había que salir en televisión, polemizar, generar controversia. Reconozco que , pese a sacarme de mis casillas, abría a menudo la puerta a una reflexión. No puedo dejar de admirarla por su capacidad de conectar con el pueblo. Nos guste o no lo que dice o el pueblo con el que conecta. Y no solía caer en frases vacías y efectistas al estilo de “España se rompe” o “La Cataluña silenciosa” (parecen títulos de películas de la posguerra). Esperanza es capaz de sintetizar una reflexión compleja en una frase y dotar a esa frase de fuerza y contenido, haciéndose entender por el medio(cre) pueblo llano pero también revolviendo las convicciones de sus críticos más sesudos y leídos. Y todo con frescura y hasta cierta gracia. Esta loba sabía amamantar a sus crías y defenderlas plantando cara a sus enemigos de manera inteligente. No era presa fácil (aunque como Ministra de Cultura, la pillamos en la ignoracia de que “Airbag” era cine español).

La fiera devino ayer en simple ser humano: la loba sucumbió y deja a sus crías para ocuparse de sus vástagos humanos, ya “presuntamente curada”. El momento clave de esta transformación está en el minuto 1:30 de este video. Ese zoom perfecto hacia la mirada de la loba herida, los ojos vidriosos a punto de llorar toda su humanidad. Emotivo adiós de la política y regreso de la persona.

Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, loba noble y neoliberal no acostumbra a dejar indiferente y eso ya es mucho entre políticos grises y planos que no emocionan al pueblo. Ella emocionaba como animal político y nos ha emocionado ayer como humano, gracias al cámara que filmaba su conversión. Que disfrute de su humanidad y que las “presunciones” se materialicen en la mejor de las realidades posibles. Tu nombre lo lleva en sí, Esperanza.


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Javier