CENTROS (Consecuencias del puto boom)

El centro político, el centro de todas las miradas, el centro de tus emociones, el centro de la tierra, el centro de tu corazón.

El centro urbano,el centro comercial.

El casco histórico, el PAU.
El Casco Viejo,el ACTUR.
Ciutat Vella,Ciutat Meridiana.
Cádiz, PuertaTierra.
La Plaza Mayor,los adosados.
La Casa de la Villa, el nuevo y flamante polideportivo municipal.
La calle Mayor, la A-48.
La pollería, la panadería, la droguería, el zapatero, la papelería, el estanco. El Carrefour.
La calle, la plaza, la cuesta, la fuente,  el banco para sentarse en el parquecito. El parking, 3 horas gratuitas con ticket de compra, la planta moda, la planta ocio, la planta restauración, las plantas artificiales.
El paseo y el café. El atasco y el mal rollo con la parienta.
Cruzarse con conocidos por la calle, socializar. Fundirse en una masa impersonal dentro de un cubo de hormigón climatizado.
Lluvia, sol,viento, nieve, cielo, azul, gris, escaparates, el de Seur, anochece a las 6, ya alargan los días, primera terracita al sol en marzo… Ni frío ni calor, temperatura estable, ridículas terrazas bajo un techo de la zona cines.
Me echo a la calle a dar un paseo a ver qué me encuentro. “Qué pereza, cari, ahora coger el coche,  la cola del Mercadona y el atascazo para coger luego la autovía. Mejor nos quedamos encasa con el Home Cinema a tope molestando a los vecinos a través de las paredes de pladur."

El centro urbano, el centro comercial.

Me despierto esta mañana de sábado en mi barrio de bloques de los ’70 surcados por una buena avenidorra llena de comercios, hospital, súper, escuela, líneas de bus, gente que va y viene, un pequeño espacio verde. Densidad integrada en el entramado de la ciudad, una zona “céntrica”, sin ser el “centro”. Lejos de ser un urbanismo ejemplar, resulta un barrio y agradable para vivir. Desde Alicante, mi amigo Jacobo me envía infernales fotos por “wassap”. Está pasando unos días allí y despierta en una de las últimas extensiones de la ciudad al calor de nuestro espejismo boom económico. Moles de ladrillo rojo con persianas negras bajadas, pisos no vendidos en su mayoría. Ni líneas de bus, ni escuela, ni panadería, ni nada de nada. Eso sí, hay una pista de tenis y una piscina, lo que convertía automáticamente a esa amalgama espantosa de ladrillo, aluminio y pladur en viviendas “de lujo” según el lenguaje promocional de las promociones de los promotores del principio del desastre que vivimos casi diez años después. Una piscina sin césped para un bloque de 100 pisos, un lujo. Y casi sin sol debido a la altura de los monstruos que la rodean. En Alicante, con playas para dar y regalar. Muy necesario, sostenible y conveniente. Una imbecilidad de lujo. La plaza de garaje se da por descontada porque hace ocho años si, además de para el piso, no conseguías pasta para el Audi, eras de veras un panolis.

Se diría que el tenis y el golf debían de estar muy arraigados en el acervo cultural de esta zona de España ante la proliferación de urbanizaciones que incluían instalaciones de este tipo en su reclamo. Mucho más que bajar al bar a tomar un café o una cerveza o ir a comprar pan caliente. La mayoría de la gente que se ha ido a vivir a los barrios fruto de nuestro urbanismo de boom ha roto con el estilo de vida mediterráneo y de barrio en el que se crió. Personalmente, es uno de los aspectos que más me duelen de la mierda inmobiliaria en la que vivíamos, ¿cómo se pudo operar una cambio tan brutal en el estilo de vida, tan rápido y tan inconsciente? Esto dice muy poco de la capacidad del español medio de haberse mirado dentro y ver lo que deseaba para sí y para sus hijos. Muy poco sentido crítico ante lo que se nos metía con calzador a nivel habitacional. Ahora viven en barrios que hacen que, a su lado, la Vila Olímpica de Barcelona sea el lugar más animado del Universo. Son barrios, además, abandonados por las Administraciones que solo querían recoger impuestos tras recalificar el suelo y que no los han dotado de los servicios prometidos. El tándem Seseña – El Pocero como monumento máximo a la ruptura de una forma devivir que nos corresponde como país mediterráneo. Comunidades de vecinos abandonadas por sus propios habitantes. Sofocados por la hipoteca, el paro,decepcionados de no poder vender ahora ni por la mitad de lo que compraron, deciden finalmente sacar la partida de mantenimiento de la piscina o el golf. Ahora sus casas dan a una alberca putrefacta llena de algas verdes y a un descampado zarrapastroso con hierbajos y unas banderitas triangulares de colores muy graciosas. También es curioso que en estos barrios proliferan las abanderitas de España, debe de ser que la gente está muy orgullosa de la mierda de país que los ha acabado haciendo vivir en lugares tan infectos. Quizá ahora se dan cuenta de que nunca debieron de comprar algo que,en el fondo, no les gustaba para vivir, solo pensando en que lo podrían vender al cabo de unos años por el doble e irse al centro o a zonas más humanas. Vivienda viene de “vivir” y no de “vender”.

Del boom, al plaf.
Del doble, a la mitad.

Del centro a la periferia, las ciudades españolas se han rodeado de anillos sangrantes de color terracota que para siempre nos recordarán la dorada década de 2000 a 2010. Dorada como una diarrea líquida y amarillenta que ha enmerdado todo el país, sus gentes, su estilo de vida y sus cuentas bancarias, lo que es peor. Pero, claro, ¿quién se podía comprar un piso en “el centro” hace unos años? Viejos, sin plaza de parking y denostados socialmente, quién iba a endeudarse por un piso de 80m2 en Chamberí si podías comprar uno nuevo con piscina en PAU Sanchinarro? ¿Y alquilar? ¡Por Dios! Eso es “tirar el dinero”. Nadie se plantaba, nadie frenaba, nadie se paraba a pensar de otra manera. Fabulosos pisos vacíos en el centro cayéndose a cachos, abandonados o siendo ocupados y la gente yéndose avivir a gusanos de adosados que desde el avión se ven como una plaga de lombrices repugnantes asfixiando las afueras de nuestras bellas e históricas ciudades. ¡Puagggh! En Ponferrada optaron por hacer un “edificio-icónico”, la Torre de la Rosaleda: 27 plantas en medio del Bierzo de color óxido y con pisos sin balcón. Una cárcel vertical de color mierda que hoy leo en El País que está siendo desalojada por sus habitantes ya que la promotora, propietaria aún del 70% del bloque al no vender los pisos, no puede pagar los gastos de comunidad que le corresponden. Les cortaron la luz, no funcionaba el ascensor y tenían que subir al piso 27 por la escalera y con linterna. Tampoco llegaba el agua alas casas al no estar operativas las bombas. Y luego Marruecos es un país subdesarrollado.



El desprecio a“lo viejo”, a alquilar, más calentura del dinero fácil ha llevado a una generación de españoles descentrados a emigrar del centro a la periferia y atener que coger el coche y caminar hasta 20 minutos desde el parking al obrador del Carrefour para comprar el pan . Dentro de estos nuevos desarrollos se ha creado una nueva centralidad, marcada por la distancia del domicilio particular al Mercadona. Más allá de eso, la nada. Cinturones de autopistas y eriales, estercoleros o cementerios de neumáticos como las vistas de Seseña. Del Barrio de El Bercial en Getafe es casi inviable salir a pie. Eso sí, lo constriñen 4 autovías. El comercio se “reduce” a un bestial Corte Inglés que estaba ya construido antes de que entregasen las primeras llaves de los primeros nichos-pisos. Una compañera de trabajo de esa época, hija de Getafe y criada en el centro del pueblo había comprado un piso allí y me decía que allí estaban todos los de su edad de esta población madrileña y que el centro se estaba quedando vacío. Eso confirma que en Getafe son tan descabellados como en resto de Españita Ladrillita.  “Algún día El Bercial tendrá de todo como en mi barrio de Getafe”. Pobre.

Quizá pudo no haber sido así, si nos hubiésemos dedicado a renovar, restaurar, buscar lo quede verdad nos gustaba y pagar solo lo que nos parecía razonable. Es muy duro decir esto con la que está cayendo pero también cada españolito tuvo su grado de responsabilidad en que estemos como estamos ahora. Nuestros centros habrían sido dignificados, repoblados y habríamos impedido que su comercio esté ahora en jaque mate. Pero en aquella España de Alta Velocidad quién iba a consentir que le mejorasen el tiempo de viaje en Regional Express pudiendo pedir que te llevasen en AVE hasta Teruel o Ponferrada. ¿Quién iba a adecentar su vivienda,a mejorarla y mimarla pudiendo venderla bien y comprándose una nueva para volver a venderla y luego comprarse otra nueva y…?¿y…? En acalorada discusión de sobremesa en el jardín del adosado de unos amigos de Manzanares, Susana me espetó: “los que pensáis así es porque no podéis comprar”. Todo el sentir de un país recalentado resumido en una frase de mi querida amiga.

Trabajando en 2007 en el Corte Inglés de Parquesur (Leganés) me hizo falta comprar algún producto de ferretería. Pregunté a una dependienta y me dijo que la ferretería estaba al lado, pero tenía que ir al otro CENTRO. Solo tenía que ir por la M-45 hasta la A-48, seguirla en dirección Toledo y allí mismo, en la salida 11,estaba el otro CENTRO, en el que había ferretería. Yo alucinaba mientras hacía mentalmente un paralelismo y veía aquella situación como una versión “burbujainmobiliaria” de preguntar a alguien por la calle por el estanco y te diga que está dos calles más arriba al lado de una tienda de marcos. Qué lástima, qué lástima de verdad.

Un verano de vacaciones familiares por el Valle del Duero portugués andábamos perdidos por los huertos y casa de labranza que rodean Peso da Régua. Paramos el coche y preguntamos a un señor: “Disculpe, senhor, para andar para o centro?” El campesino miró el interior del coche y debió de percibir el evidente tufo urbano que desprendíamos y nos respondió lentamente y con ese canturreo típico galaico-portugués: “o centro? O centro de que?”.

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gracias por leerme.
Javier






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