SOY UN PERRO, ¡QUÉ PASADA!


Soy un perro y de verdad me parece que es lo mejor que se puede ser en la vida, al menos, por lo que veo yo a mi alrededor cuando me sacan a pasear… ¡qué pasada! Los perros somos superimportantes para nuestros amos en casa y, una vez en la calle, disfrutamos de todo tipo de privilegios. ¿Qué más se puede pedir? Vamos, que me encanta ser un perro y no lo cambiaría por nada del mundo, ¡vaya!

En casa, genial, se está estupendamente. La comida puesta por delante cada día y luego yo cagándola por detrás en la calle. ¿A que soy supermono? ¿verdad que sí? ¡Noooo! Si solo soy un simple perrito: como, ladro, duermo, meo y cago. Tengo mi propia camita, mantitas, impermeables y juguetes que serían la envidia de muchas niños de clase humilde. Tengo un hueso de plástico con sabor a sobras de carne podrida que es superdivertido, o sea, me encanta de verdad. Lo voy mordiendo y cuando me canso lo dejo donde me da la gana. Me encanta ver la cara de asco que ponen los invitados de mi amochando se sientan en el sofá y se lo encuentran todo babeado y mordisqueado bajo su culo de humanos. Jajajajaja. Una vez incluso recuerdo que era verano y se le coló a la novia de mi amo por dentro de la minifalda y se ve que no llevaba bragas la muy guarra y le llegó a rozar las partes íntimas. ¡Cómo se puso la tipeja aquella! Se le escapó un cometario: “Joder con la perrita, Jose”. Y, bueno, mi amo directamente la dejó. Jajajajaja. ¿verdad que son graciosas las cosas que te pasan cuando tienes perrito? Un día una pareja de amigos de mi amo (de esta gente repelente que no les gustan los perritos, o sea, ¿sabes? Porque no tienen…) se enfadó supermucho porque el nene se había encontrado el hueso por ahí y lo estaba lamiendo y tal. Yo creo que se niño era listo y quería ser perro de mayor. Total, no sé por qué se  pusieron así joder, que tengan más cuidado y punto, que para eso es mi casa y mi amo siempre me dice que yo soy la reina de la casa, ¡¡¿¿no??!! Un poco de respeto por favor.

Los perros, somos mogollón de inteligentes, lo sabe todo el mundo. Mucho más que lo humanos, lo dice mucha gente que nos adora por encima de todas las cosas. Hacemos cosas súper alucinantes que nos hacen superespeciales. Todo el que tiene un perro flipa con lo inteligente que es el suyo porque hace cosas que siempre soñó que su perro hiciese cuando soñaba con tener uno. La conexión entre amo y perro es tan fuerte porque se trata de un proceso de aprendizaje mutuo, intenso y que permite a ambas partes crecer como humano y como perro. Cada relación amo-perro es especial y única, te lo juro, o sea, es una pasada. Una vez alcanzado este estadio de complicidad, de conocimiento del otro y de singularidad educacional, el amo siente un amor por su perro y un orgullo que comparte constantemente con todo el mundo, boquiabierto ante las proezas del mal llamado “animal”, que pasa ser una persona más (cuando no la más importante) de su vida. ¿Qué digo una persona? ¡Mucho mejor que una persona! Ya querría muchas personas ser tan nobles como los perros, tan fieles, tan listos. ¿Nunca habéis oído decir que los perros somos mejores que los humanos?  ¡Más guapos y más listos! Pues es normal llegar a estas conclusiones cuando ves que finalmente tu perro es tan superior intelectualmente al resto de seres vivos que lo rodean y hace cosas tan increíbles como:

-         venir corriendo cuando lo llamas
-         darte la patita
-         ir a buscar cualquier mierda que lanzas y traértela de vuelta
-         sentarse a la voz de “siéntate”

¿verdad que es alucinante?


Debido a la situación de crisis actual, es normal que una persona desde hace meses solo compre marcas blancas en el súper, disminuyendo el placer que la comida le produce y el nivel de calidad de los productos que ingiere. Pero entenderéis que si tienes un perrito y has llegado a este nivel de entrega afectiva,  ni te plantees dejar de comprar la mejor marca de comida para perros y todo lo que haga falta de entre la flor y nata de los productos disponibles para perritos. Es normal. Y si mi amo me trae mierda para comer, pues no como, y el pobre entra en un sufrimiento y una preocupación que ya verás lo poco que tarda en volver a traerme exactamente lo que yo quiero y exijo como mascota. La mierda, en casa, ya se la puede comer él, que yo mierda solo me como la de los otros perritos cuando les olisqueo el culo después de cagar en el parque. Jajajajaja. ¡Ups! ¿verdad que somos graciosos? ¡qué pasadaaaaa!

O sea, en casa ya ha quedado claro cuál es nuestro papel: somos, simplemente, los reyes de la casa.

Pero todo el mundo sabe que nosotros lo que nos mola más es que nos saquen. Oleeee. El amo empieza decir tonterías i enseñarnos la correa en plan: “venga, que nos vamos a la calle”. Es lo más, te lo juro. Y yo me pongo a ladrar a saco, a muerte, a full, tía. Tanto que a menudo se encuentra mi amo en el ascensor con algún vecino que le recrimina el ruido que hago a las 7 de la mañana ladrando. Joder, ¡qué amargados esta gente que no tiene perro! Pero mi amo ya les dice: “¿qué quiere, señora, es un perro y tiene que ladrar?”. Jooooo, lo quiero tanto al Jose…

En la calle te meas de la risa. Pero, vamos, que te meas de verdad, donde te da la gana. Es normal, después de tanto tiempo encerrados en casa sin mear para no ensuciar ni apestar la casa de mi amo pues me meo en el espacio público  que es como mucho más lógico ¿no? O sea, el pobre de mi amo, ¿por qué tendría que soportar que yo me mee en casa cuando puedo hacerlo en tantos otros lugares que moleste a otros en vez de a él? Yo en serio, lo veo genial: si un humano mea en la calle le ponen una multa, sin embargo, los perritos nos meamos donde nos da la gana y con los impuestos de los humanos lo vienen a limpiar luego. Tampoco lo limpian demasiado, porque necesitamos que haya muchas meadas por la calle bien frescas y así las olemos y las chupamos y nos dan ganitas de pisssss a los demás. ¡Ups! Que me meo jajajajajaja ya me están entrando ganas. Deja de leer si no quieres que me mee encima tuya. Jajajajaja. ¿A que somos graciosos los perritos? ¿Qué necesidad de ir hasta el pipican si queda lejos de casa o a mi amo no le gusta el camino o le da tanto asco ese sitio como a mí? No, hombre, yo meo donde me nace y ya está. Se podrían ahorrar el dinero de los pipican, en serio. ¿Veis que buenos somos los perritos? Os damos ideas a los humanos para que salgáis de la crisis, en serio, o sea, de verdad os podéis ahorrar el dinero de los pipican. Si nosotros vamos a mear donde queramos. Cualquier parque es un fabulooooso pipican. Aiiii, tengo que venir, yo, una pequeña perrita a dar consejos de gestión municipal a los políticos municipales ¿eh?  Es que somos superlistos los perritos de verdad. Te lo juro.

A mí lo que me mata es esta gente que va al parque y quieren leer un libro tranquilamente, comerse un sándwich a la sombrita de un árbol, tomar el solecito de primavera, relajarse… ¡Y se quejan de que los perros molestamos y ladramos y vamos sueltos por el parque! ¡que meamos y cagamos! Pero, ¿Qué se han creído? De verdad, ¡¡es que me parece súper súper fuerte!! Somos perros y tenemos que ladrar, cagar, mear, ¿no se dan cuenta? Si les molesta que yo me acerque a olerles la suela de los zapatos porque huelen a caquita fresca de perro y a fragante pis pues ¡que se cambien de banco o no vengan al parque!¿¿entendido??
 
En resumen, que mola mazo ser un perrito, excepto por esta gente amargada que hay que se piensan que tienen derecho como ciudadanos y como contribuyentes a tener calles limpias y parques tranquilos y a poder dormir en casa hasta tarde el finde…  El caso es que hay muuuuchas ordenanzas municipales al respecto, pero, claro, con más de un 50% de hogares españoles con mascota… ¿quién es el politiquillo de turno que se atreve con nosotros? Jajajajajaja. Nuestros amos no los volverían a votar nunca jamás de la vida si los obligan a ponernos la correa, a recoger nuestras mierdas y a hacernos callar cuando nuestros ladridos molestan. No, no, no, por aquí no irá ningún político, mi Jose y yo podemos estar tranquilos.

Dicen que el “perro es el mejor amigo del hombre”. Pero les contaré un secretito: entre ladridos que no entendéis, los perritos nos reímos mucho de los humanos y bromeamos con esa frase, a la que le damos la vuelta: “el hombre es el mejor amigo del perro”. 


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gracias por leerme.
Javier

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