JORDI Y VALENTÍN (Publicado en Diario de Cádiz)

El pasado San Valentín, en un vagón de metro de los que conectan el centro con la zona pija de Barcelona, había un chico muy joven, nervioso y contrariado. Era divertido, ya que incluso farfullaba para sí, como un viejo cascarrabias. No veía la hora de que el tren arrancase. Encima, el tren se detiene en medio de la negrura del túnel. Como buscando un apoyo y un desahogo, se dirige a mí, en castellano: "y ahora va y se para". Un catalán medio de 36 años de los que toma esta línea lo habría ignorado. Pero como ni soy medio ni catalán, le he preguntado por los motivos de su desazón. Y me dice que era de Hospitalet, que ha quedado con una chica de más arriba por San Valentín y llega muy tarde. A mí se me puso una sonrisa que llegaba de Algeciras a Estambul y le he dicho que comprase dos piruletas con forma de corazón para disculparse, una para ella y otra para él y que brindaran con ellas. Le dije que en Cádiz tenemos tiendas de "chuches" por todas partes, yo pensando que se iba a encontrar una "Barraca" nada más salir del metro. Él reía y me preguntó que por qué decíamos "picha".


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