ABRIL: SANT JORDI Y LA FERIA (Publicado en Diario de Cádiz)

Sólo salir a la calle para ir a
trabajar por la mañana y ya te alegran ese día los puestos de rosas por todas
partes. Todos los días debería de ser St. Jordi para ir con
más alegría a trabajar. Luego, toda la jornada laboral sintiendo que algo especial te espera: las
hojas de los árboles frescas recién nacidas y las hojas de los libros fragantes
y recién imprimidas impregnado tu memoria como un luminoso día de abril.
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Barcelona, Plaça d'Espanya de Sevilla |
Abril, St. Jordi y Feria de abril. Aunque fundada por un concejal del ayuntamiento sevillano que era catalán (ironías del mestizaje andaluz), la feria de Sevilla es un brillante reflejo de algo para lo que los andaluces somos expertos: convertir lo popular en
lujoso. Narcís Bonaplata debió de detectar bien esta capacidad de los andaluces y propuso convertir una feria de ganado en escaparate desmesirado de la alegría de vivir en Andalucía. Y por supuesto, también debió de ver "pelas" en ello. Me fascina igual: el resultado es otra maravilla que nos regala el mes
de abril. Tan diferente de la fiesta catalana, la sevillana es netamente popular; se, come, se bebe, se baila, se canta y hasta se acaba "doblao". Pero a la vez, se regodea en la búsqueda acentuada
de la belleza y de la alegría, hasta lo excesivo: es una fiesta en su mayor
registro expresivo.
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Lleida, Plaça d'Espanya de Sevilla |
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Tarragona, Plaça d'Espanya de Sevilla |
Los catalanes celebran la rutina
que los mece a diario: van a Sant Jordi después de trabajar y vuelven a casa a cenar para poder ir trabajar al día siguiente. Como salir al teatro un día entre semana: una celebración burguesa, en definitiva. La Feria de Abril dura más de una semana, la ciudad gira en torno a ella ese tiempo. Un desparrame popular. Quizá es la vía de
escape, tan efímera como necesaria de una sociedad que vive su rutina dramática con una alegría a prueba
de bombas. Bombas como este 37% de paro que ahora que, como 37 grados en verano, abrasan al pueblo andaluz hasta freírlo en su propia grasa.
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Girona,, Plaça d'Espanya de Sevilla |
Pero de momento, seguimos en primavera, aún huelen las rosas de Sant Jordi y en Sevilla la temperatura es deliciosa. Celebremos lo mejor de cada tierra. Ojalá todo en la vida fuese leer, salir a pasear, regalar rosas a las personas que estimas, ponerte guapa, posturear a caballo, comer, beber, bailar, cantar... Y quizá hasta pueda desear más Sant Jordis para Andalucía y más Feria de Abril para Cataluña, es decir: un poco de lo bueno de cada pueblo exportado para el otro en un cívico y alegre intercambio. Las partes oscuras de ambas sociedades las sufrimos cada día en la vida real.
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