
Girona y Cádiz, dos de las ciudades protagonistas de “Episodios Nacionales” de Galdós: ambas resistieron con fuerza la
invasión napoleónica y el autor noucentista decidió relatar sendas gestas. Poco
tienen en común estas dos puntas de la Península Ibérica que son las capitales de provincia más lejanas entre
sí. La N-340
podría unirlas directamente si no se entrometiese la
N-II desde Madrid a la altura de Barcelona. Y de Madrid ha llegado también a entrometerse esta semana en la "cuestión catalana" el AVE a
Girona. Insisto: de Ma-driz. Que no diga la Ministra Pastor
que es el AVE de Barcelona a Girona, los catalanes no se chupan el dedo y saben
que si una obra de tal magnitud se completa aquí por parte del gobierno español (con 9 años de retraso) es
porque cayó en gracia de la sacrosanta radialidad y a Girona le ha tocado estar
en el camino de Madrid a Francia. Otra cosa es que los gerundenses lo cojan
para ir a solo hasta Barcelona al tener Madrid para la mayoría de ellos el mismo interés que
Urano. Pero el PP no va a desaprovechar que Cataluña le brinda de hacer gala de su triunfalismo de Alta Velocidad y su manida vertebración
nacional. Como tampoco hay que dejar pasar la ocasión de conseguir más votos en cualquier punto de la lobotomizada España, metiéndose con los catalanes: al día siguiente, rauda, Cospedal llamaba “ruin” a artur Mas por no bailarse unas sardanas ante Rajoy y el Príncipe para darles
las gracias por el tren Hi-Tech.
Mientras tanto mi natal Cádiz, sigue esperando
que Madrid le complete su particular obra de El Escorial, el segundo puente
sobre la Bahía,
obra aún más inútil que la anterior: al
menos el AVE de Girona llevará un pasaje que no sonroje a los conquenses y al Ministerio de Fomento entre
Figueres y Barcelona, pero el puente de La Pepa solo va a llevar a un atascazo tan
monumental como la Catedral
de Girona en la rotonda de El Corte Inglés (otro gran éxito de ventas de
Españita Ladrillita). Eso sí, el día que lo inauguren, ¡la que van a liar los
gaditanos! Ese Rajoy, esa Teófila Martínez la alcaldísima más votada de España, ¡como si los estuviese viendo! Los dos a pie
sobre la Bahía surcando el flamante puente inaugurado con un lustro de retraso mientras el gentío los flanquea y grita “¡Guapa!” o “¡Mariano, quillo, no tengo curro, ni subsidio ni perspectiva pero no vea lo shulo que é er puente, pisha!”
Girona, Cádiz y un pulpo: el octopus de
infraestructuras madrileño. ¿Y Lisboa? ¿Qué pinta en este artículo la bella y durmiente capital portuguesa? Pues resulta que también tenía previsto un tentáculo de Alta
Velocidad desde la Puerta del Sol. Pero el
gobierno portugués decidió abortarlo por la crisis. Hmmmm. Yo, en realidad, sospecho que los
portugueses, bastante más razonables que los españoles, han pensado que tal y como está España
mientras más lejos de Madrid, mejor para ellos.
Por cierto, hay otro detalle que comparten Cádiz y Girona: son, además de las más distantes entre sí, las dos capitales de provincia más lejanas de... Madrid.
Obrigado.
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