EL PRECIO Y LOS DINEROS (I) (Publicado en Diario de Cádiz)
Tratándose la vida de salud, dinero y amor antes o después me iba a tocar hablar
de cuartos.
Muchos españoles se sorprenden en Cataluña por pedir la cuenta por separado
tras una cenita entre amigos. En Cádiz, hacíamos cola ante la caja de la Bella
Italia para pagar cada uno su pizza, su. Durante mi vida madrileña yo no pillaba
el rollo de pagar rondas: en la Plaza Mina cada uno pagaba su parte del
botellón. Los post-adolescentes gaditanos éramos muy catalanes y en Madrid
siempre había alguno que al final no pagaba. Decía “la próxima la pago yo” pero
a saber cuándo y encima quién le iba a recordar que tenía que pagar
Los de CiU dicen que los catalanes no tienen complejos para hablar de
dinero. ¡Menos tenemos los andaluces! “Qué falda más chula, tía” / “quillo, pos
ya ves del Breska, 19 euros”. Y es que si algo gusta y encima es barato el
placer es doble, qué duda cabe. En eso nos parecemos a los catalanes. La diferencia es más de fondo, creo que a los
catalanes les gusta el dinero per se.
“Dinero”, en catalán se dice en plural: “els
diners”: monedas, billetes, talones, cuentas, facturas, intereses, abonos, entregas
a cuenta, cifras, comisiones (les
chiflan las comisiones, siempre bromean sobre las que tendrás que pagar por un
favor que pueda generar pasta).
Los andaluces, como en tantas otras cosas, tenemos una idea mucho más conceptual
y relativa del dinero, que es aquello
que hay que tener para poder lo que le apetezca a uno: invertir en bolsa o pedir
tapas. Lo que importa en Andalucía realmente es el precio de las cosas, no el
dinero en sí. Pero, claro, siendo el dinero algo tan abstracto para el andaluz
puede ocurrir que “tal y como viene se va”. Los catalanes, en cambio, lo miman y lo hacen crecer. Eso que dijo
Duran i Lleida de que mientras muchos catalanes curran, muchos andaluces viven
del PER, pues habrá de todo: como hay catalanes que viven del paro una
temporadita. Pero que por cada catalán que se pasa horas pensando sus
billetitos, decenas de andaluces están disfrutando de los suyos, yo diría que sí.
Vamos, que cuando pida la cuenta de la cervecita y las bravas que me he pedido,
creo que me van a clavar 8 eurazos. Pero qué gustazo y, como se suele decir en nuestra tierra: “pa mí ha
quedao”. Salud.
http://www.diariodecadiz.es/article/opinion/1140102/precio/y/los/dineros.html
(La continuación de este artículo, algo más agria... El precio y los dineros, II)
www.facebook.com/unadecat
ME GUSTA!
twitter
@unadecat
SÍGUEME
gracias por leerme.
Javier
http://www.diariodecadiz.es/article/opinion/1140102/precio/y/los/dineros.html
(La continuación de este artículo, algo más agria... El precio y los dineros, II)
www.facebook.com/unadecat
ME GUSTA!
@unadecat
SÍGUEME
gracias por leerme.
Javier
Fenicios llaman a los catalanes por mirar por el dinero. Los gaditanos presumen de los 3000 años de historia y de proceder de raíces fenicias. Una tierra que siempre fue abierta y acogedora, donde su fuente de ingresos siempre fue el comercio. Los gaditanos fueron una tierra de fenicios, un lugar multicultural y acogedora de lenguas. Efecto de todo ello es su propia lengua con tildes andaluzas pero con un glosario propio.
ResponderEliminarLlegaron los romanos y Gades paso a convertirse en un lugar de ocio y relax para los senadores y altos mandos militares. Y esta por desgracia es la auténtica herencia de los gaditanos. Aunque presumen de Fenicios. Aunque a veces dudo si saben bien lo que significa ser fenicio. Los catalanes lo saben bien, y lo defiende bien.
Paisano, ignoraba sobre la fama de ahorradores de los fenicios :-) Lo que sí es evidente y siempre intento explicar a los catalanes es que hubo un momento en que Cádiz era una ciudad con una burguesía comercial, como la suya, que Cádiz nunca tuvo ni vino ni caballos ni toros ni señoritos, por el mero hecho de no tener... TIERRA FIRME.
ResponderEliminarLamentablemente, por lo que he leído, durante aquella época la burguesía era foránea y los gaditanos ya se dedicaban sobre todo a cargar en el puerto, trapichear y no lideraban esa burguesía comercial.